Un día, va Rajoy con el padre de la iglesia de su comunidad, y le dice:
- Padre, quiero confesarme. - Claro hijo, Cual es tu nombre?
- Rajoy, padre.
- !Ah… el presidente!
Mira hijo, tú si estás muy difícil, mejor vete al Obispado a confesar.
Se va Rajoy al Obispado, y le dice al obispo que se quiere confesar.
Claro hijo, ¿Cómo te llamas?
- Rajoy
- !Ah… el presidente!
No hijo, yo no puedo confesarte porque tu estás muy pero muy difícil para mí, vete al Vaticano.
Llega Rajoy al Vaticano, y le dice al Papa:
- Su Santidad, quiero confesarme.
- Claro hijo mío. ¿Como te llamas?
- Rajoy -¿El presidente?
- Sí.
- Huy uy uy, tu si eres muy, muy difícil hasta para mi. Mira, aquí a un lado del Vaticano hay una capilla. Mejor ve ahí, y en esa capilla está una cruz gigante y milagrosa, solamente ahí te vas a poder confesar.
Rajoy llega a la capilla y enfrente de la cruz dice:
- Señor, vengo a confesarme.
Y Jesús le contesta:
- Claro hijo mío, ¿Como te llamas?
- Rajoy.
- ¿El presidente de España?
- Así es Señor.
- Solamente da gracias, hijo mío
Rajoy extrañado le pregunta:
-¿Gracias? ¿Pero gracias de que?
- Dale gracias a los romanos que me clavaron aquí, porque si no, bajaba y te daba una manta ostias peor que la que me dieron a mí.
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